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Angel de la Muerte_Sexto Cap

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El juego era rápido y fluido, y los movimientos eran brevemente meditados por el dios de la muerte, mientras que su hermano tardaba más en pensar y no parecía tan seguro de su juego como otras veces.



-¿Qué te está pasando Hypnos?.- preguntó Thánatos con cierto tono de insinuación en su voz.

-Nada, déjame pensar.- respondió el mencionado, que era observado también por su hijo menor.

-Phantasos, ¿por qué no te vas a ver que hacen tus hermanos?.- le preguntó su tio.- Creo que estás poniendo nervioso a tu padre.

-No, si me voy con ellos me aburro.- respondió en un bostezo.- Si me acerco a ellos, Oneiro es capaz de romperme las piernas, y Morfeo pasa de mi.

-¿A quién le van a romper las piernas?.- preguntó Hypnos algo asustado. Se estaba enterando de la conversación a trozos. Y descuidaba su juego.

-¡¿Quieres mover ya?!.- dijo Thánatos, que se cansaba de esperar. Y un movimiento ágil de su hermano le sorprendió.

-Creo que te han ganado, Thánatos-sama.- dijo Phantasos tranquilamente. Se levantó y se fue por donde había salido Morfep hace un rato.

-Jaque. ¿Me acompañaras?.- dijo Hypnos cruzándose de brazos.

-Que remedio…- sonrió a su hermano.- Has jugado bien .- le dijo acercándose a él .-Pero otras veces has estado mejor .- finalizó con una sonrisa y dándole con la nariz en la mejilla.

-Tu me has dejado ganar, seguro.- dijo Hynos mirándole.- Estoy seguro. En realidad te daba igual venir conmigo.

-Mmm… en el fondo sí, no me importaba.- dijo la muerte separándose de su hermano, pensativo.- Pero quería jugar contigo. Habría estado mejor si Phantasos se hubiera marchado.

-Si él se hubiera ido, tu y yo habríamos tenido otro tipo de juego.- le dirigió a la muerte una mirada seductora y se levantó de su sitio, seguido muy de cerca por su hermano, al que agarró por la cintura cuando le alcanzó.

-Cuando te dan esos fogonazos seductores, haces que me impresione.- le dijo Thánatos al oído y correspondió a su abrazo por la cintura.


Ambos salieron de la sala, recorrieron otro de los largos pasillos de la casa y llegaron a la entrada.


-Podemos hacer dos cosas.- empezó a decir Thánatos.- tele transportarnos directamente en Judesca, o ir andando. Tu eliges.

-Si nos tele transportamos llegaríamos antes, pero, si soy sincero, prefiero ir andando contigo. Tardaremos más, pero yo creo que vale la pena.


Iban a salir cuando Hypnos intentó deshacerse del abrazo de su hermano, pero no lo consiguió y como respuesta obtuvo un abrazo más fuerte y un forzoso beso en la mejilla. Pellizcó con cierta brusquedad a su hermano en el brazo, pero esas agresiones tan absurdas solo hacían reír a Thánatos, que disfrutaba con el roce de su piel.
Marcharon hacia el inframundo caminando despacio por el Eliseo.  
Demorarían en llegar, pero a Hypnos eso no le importaba y Hades estaba ocupado en otras cosas.


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-Pandora, explícame el por qué los dioses nos dejamos influenciar por los absurdos sentimientos humanos.- ordenó el dios.

-¿A que viene ahora esta pregunta mi señor? .- preguntó la mujer dejando de tocar su arpa.

-Sólo respóndeme.

Pues verá señor.- comenzó.- los dioses no os dejáis influenciar, porque, si no hubieran sentido amor, odio, paz o rencor desde el inicio de los tiempos, no estaríamos donde estamos. Los humanos simplemente se acomodaron al estilo de vida que más se pudo asemejar al de una divinidad, pero sus imprudencias los llevaron a la situación en la cual se encuentran ahora.

-Vale, quizá no me he explicado como debía. Sabes, no me siento bien hoy .-comentó el dios sujetándose la cabeza con la mano.

-Debería irse a descansar. Es lo mejor.

-Vale, te voy a hacer caso. Puedes marcharte.


El dios se marchó dejando a la pobre Pandora algo confundida. Su hermano mostraba una actitud rara y distante, mucho más que otras veces.
¿Y esa pregunta? Hades debía haberse golpeado con algo en la cabeza, pensó ella.


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A pesar de que el sol brillaba fuera, la habitación del escultor de sueños estaba sumergida en una penumbra considerable, excepto una esquina de la estancia, donde el dueño de la habitación leía unos libros a la luz de una vela.
El libro que ojeaba tenía los bordes de las páginas decorados con unas láminas que cambiaban su color dependiendo de la sección del libro. Morfeo leía unas página con los bordes en rojo escarlata.

Sintió, de repente, una corriente por la habitación; alguien había entrado y había dejado la puerta abierta. El dios de la fantasía se colocó a su lado y le miró fijamente con una curiosa expresión.


-¿Qué quieres?.- preguntó Morfeo a su hermano pequeño, sin mirarle.

-Me aburro.- dijo simplemente el menor, y miró hacia el libro.- Jum, las páginas están rojas. ¡ es el mismo color del que se puso antes tu cara!

-Phantasos, procura no hablar a gritos .-dijo el mayor sin inmutarse, pero con cierta molestia.- Estoy cerca de ti.

-Lo siento.- dijo muy bajito y volvió a sonreír tontamente.- Has dicho que, estas cerca de mi.- el mayor ladeó su cabeza para mirarle.- ¿me das un abrazo?

-¿A qué viene…?.- no pudo acabar de formular la pregunta, pues los labios de su hermano había callado los suyos.

-Perdona.- dijo e pequeño sonrojado y tapándose la boca.- se que sólo pedí un abrazo, pero creo que tu a mí me aportas más.

El pequeño dios esperó una respuesta por un momento. Morfeo suspiró pesadamente y cerró el libro. Hizo ademan de ponerse en pie y Phantasos hizo lo mismo.
Una vez ambos en pie, el dios menor se dio cuenta de la diferencia de altura, unos centímetros lo separaban de sus labios y quería volver a besarlos, independientemente de lo que opinase su hermano. Como si le hubiera leído el pensamiento, Morfeo apagó la vela y empujó a Phanasos dejándole tendido en la cama.
El pequeño dios sonrió lleno de ilusión ya que por primera vez se había atrevido a expresar lo que sentía, y no había sido muy difícil, ni doloroso.


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Las escaleras que llegaban desde el suelo a la entrada de Judesca estaban llenas de pétalos de flores negras.
Los dioses gemelos se sorprendieron al ver este escenario; Thánatos llegó a creer que los espectros estaban tan locos que a alguno se le había ocurrido imitar el jardín de rosas rojas del templo de piscis en Atenas, para hacer competencia a el santo dorado. Hypnos temió haberle provocado a Hades una especie de trauma.

Pandora los recibió a la entrada del templo y les pidió que esperasen a Hades un momento. La mujer de adentró entre las cortinas de la habitación del dios y allí perdieron de vista su silueta.
Hypnos apretó con fuerza la mano de su hermano, y éste lo miró preocupado.


-Dime qué te preocupa.- susurró Thánatos a su oído.

-Temo que esto no es precisamente una invitación para tomar té.- respondió el Sueño torciendo la expresión de su rostro.


De entre las cortinas salió el rey del inframundo, pero los gemelos lo notaron algo cambiado.
Me demoré un poco con este cap ><U pero tengo una semana algo apretada de exámenes y he de leerme un libro para el colegio Dx bueno, la cosa es qe ya lo traigo aqui ;w;U

-Thánatos. Hypnos, Pandora, Hades -Saint Seiya
-Phantasos, Morfeo, Ikelos, Oneiro -The Lost Canvas
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lolita-spain's avatar
que pasara, que pasara~ ^^